miércoles, 18 de enero de 2012

Creatio ex nihilo


Después de la nada
vino el Todo
y no en sentido figurado.
No escribió estrofa alguna.
¡Creó poesía de la nada?
Y del verso nació el Verbo,
que eterno,
conjugó la concordancia
en la Palabra.

domingo, 15 de enero de 2012

Corolario filosófico

Capilla Sixtina
Miguel Angel
Es impresionante como Dios es tan distinto de nosotros. Su voluntad, su omnipotencia no es poder hacer sino poder amar. Ahora veo lo equivocado que estaba Ockham. No hay voluntarismo en Dios sino profundo enamoramiento. Su amor no es ciego, porque la propia palabra amor indica pensamiento. No es irracional su entrega en los problemas del mundo, sino profundamente pensada y sentida, no a nuestro simple modo humano, sino al modo divino: la sencillez. En Dios no hay partes: Amor e Intelecto Divino es uno solo en su Ser. Hay en su interior una identificación absoluta entre el querer y el pensar. El pensamiento en Dios, entiéndase mi expresión, es querer total. Sería absurdo un pensamiento mecánico o independencia entre partes respecto a Dios. No hay un antes y un después entre ser Dios y comportarse como tal. Hay identificación entre apariencia y realidad. 

lunes, 9 de enero de 2012

¡Nunc coepi!


El año empieza con frío y termina con frío. Y así enero ha venido, con metafísica a los hombros. Guiño entitativo hasta los poros de lo sustancial: me gusta todo eso cuando el tiempo si acompaña.

Mi estación es el otoño, siempre lluvioso, con zapatos rotos que mojen mis pies con sus agujeros en el cuero. Escuchar a Frank Sinatra sin complicaciones. No obstante, la palabra rota, el mutante fónico, siempre viene. La gente que comenta tus zapatos rotos, tu locura, tus silencios, tu carácter. Y entonces viene el invierno, demasiado frío para mi gusto, que lo amarga todo. Y no termina de irse cuando llega el deshielo y el polen que llena mis ojos de picor y lágrimas. Solo puedo soportar la primavera de Vivaldi. El verano es calor a raudales, calor insoportable en una Sevilla de 50 grados centígrados de alto. Después el otoño nos consuela un rato pero vuelve el desarraigo. Para colmo de los males las esquinas siguen tramando conspiraciones absurdas con las paredes, que oyen lo innombrable. 

Solo cabe reírse del ridículo cemento. Con palabras no puede destruirse la tozudez del que murmura. Encima el tiempo no acompaña.

viernes, 6 de enero de 2012

Me han traido...


El día de reyes ha sido siempre para mí algo mágico. Incluso hoy, cuando sé que la magia no es más que ilusión. Las noches las pasaba despierto. Me costaba muchísimo dormir. Temía levantarme de la cama porque mis padres me decían que si iba a buscarles al salón, donde dejaban sus regalos, desaparecerían y no me dejarían nada. Mientras ellos lo preparaban decorándolos con globos y caramelos. Recuerdo como cada 6 de enero iba al dormitorio de mis padres a las 7 de la mañana y junto a mi hermano les pedía permiso para bajar. Y ellos me decían que durmiera un poco más, que todavía era pronto. Mi hermano, que ya sabía de sobra tras 7 años más de experiencia, que los regalos lo habían puesto mis padres. Pero seguía manteniendo su emoción. Daba igual lo que hubiera tras esa doble puerta y esa oscuridad preparada para aumentar el misterio. Lo que hubiera, decorado como estaba de color, sería impresionante.

Después de ver los regalos, que fueron cambiando con los años, nos vestíamos para ir a casa de mi abuela Elvira a ver los regalos que nos habían dejado allí. Siempre eran detalles austeros que nos hacían mucha ilusión. Sus 15 nietos revoloteando por allí. Besos a mansalva tras meses sin vernos por el trajineo de nuestras vidas. Las peleas familiares ni siquiera en ese entonces se dejaban atrás aunque sí se disimulaban. Después íbamos en coche hacia casa de mis abuelos paternos y de mi tía Amparo y algunos regalos más nos esperaban. Mi abuelo Juan me regalaba siempre un coche teledirigido. Al principio me hacía mucha ilusión. Llegue a acumular montones. Después, cuando fui creciendo, mi padre tuvo que decirle que no me los regalara más, que ya era mayor para esas cosas.

La tarde del 6 de enero siempre era impresionante. Jugaba con todos los juguetes, incluso con los juegos de mesa que nunca más utilizaría ya que no había tiempo para momentos familiares en aquella época con los que divertirse de aquella manera. A pesar de saberlo me divertía hasta que por la noche acababa rendido.

Un año, a mitad de abril, llegó un paquete a mi casa. Yo ya no creía en los Reyes Magos. En mi casa no había ni una pizca de dinero. Y con una carta dirigida a mí, los Magos de Oriente me decían que por portarme también en aquel año, me regalaban un patinete fuera del tiempo de trabajo que tenían normalmente. Fue algo que ha quedado grabado en mi memoria. Desde entonces me he quedado en vilo. Mis padres no fueron. Hoy de nuevo se lo he preguntado tanto a ellos como a mi hermano y me han dicho que no saben nada. Podría ser que me lo hubiera regalado la exmujer de mi tío Josemaría. Ella nos lo ha negado miles de veces.

Ante esto siempre me he preguntado ¿Existirán de verdad los Reyes Magos? Os dejo a vosotros la respuesta.

jueves, 5 de enero de 2012

¿Y si hacemos teología con gramática?

Santísima Trinidad
El Greco

TEOLOGÍA DEL TÚ

Nos hablaron por la noche
de la salvación-mentira,
de como el mundo se consume
en el barro de Mesanza.
Nos hablaron de la cordura
en aquella homilía interminable.

Y el pan vino
y curó con locura,
lo propio y con ousía.
Cambió la gramática del yo
por la teología del pronombre
sustituto oracional del egoísmo.

lunes, 2 de enero de 2012

Cooperador del sentido común

Escudo del pontificado de Benedicto XVI

Prometí a los tuiteros y bloggeros que me leyeron, exponer cual serían las bases del proyecto político que defiendo y eso voy a hacer. Con qué podríamos titularlo es más complicado. Tradicionalismo político lo llaman algunos, carlismo en nuestro país, miguelismo en Portugal... Yo prefiero, tal y como dice el lema del pontificado de Benedicto XVI, llamarme a mi mismo cooperador de la Verdad, sin más añadidos. En cualquier caso podría decirse que soy tradicionalista, aunque yo creo que es algo no tanto ligado a las tradiciones como al sentido común y a la evolución normal de las sociedades. Para mí el liberalismo y las demás corrientes ilustradas han sido simplemente un sueño que se ha convertido en pesadilla al descubrir que es imposible su realización. Pero dejando estos preámbulos, te contaré algunos principios que creo básicos para conformar una sociedad constructiva y real:

Creo, como dice Lewis en  "Mero Cristianismo", que hay unas leyes de decencia humana universales. Matar, robar, engañar... son conductas que no son válidas, que no son aceptadas por nadie en su sano juicio. El hombre de manera natural confía en una serie de conductas que identifica con el concepto de bien, por lo menos intelectualmente, ya que después la práctica es algo más complicado.  

Esta legalidad no escrita está en la ética básica de todos los hombres. Esa ley natural ha de estar propuesta como base de la ley. Las leyes humanas han de encontrar su savia en la moral universal y no en la conveniencia según las circunstancias. Para eso se necesita creer que somos criaturas y no dioses.

En segundo lugar, creo que los hombres no funcionan por sueños intelectuales. Eso lo podrá hacer una élite con delirios políticos, pero la sociedad funciona por realidades como el pan, el consuelo, la familia... La razón en su faceta más sentimental y sencilla es lo que mueve a la mayoría de las voluntades humanas. La gente en gran parte de los casos no hace el mal por crueldad, sino por debilidad. Para suplir estas debilidades, hemos de proponer un sistema realista en el que se aúnen los proyectos personales del pueblo, sabiendo que este puede decidir su futuro, pero también que no es capaz por entero de dirigir un país. Eso lo hace un equipo de gobierno, estable, por supuesto que sometido a la ley natural y que sea capaz de engrandecer la patria que dirige. El pueblo elige a un líder, pero es absurdo cambiarlo periódicamente. Un gobierno ha de ser depuesto cuando no funciona o incumple las exigencias éticas de su posición. Liderazgo requiere el concepto de continuidad. Sobre esto hablaré en otra entrada.

Y por último, creo que las sociedades no han de buscar los grandes cambios en lo general sino en el vivir conforme a las propias tradiciones, formas de organización... y a la vez confiando en una dirección competente. Parece un poco irreal, pero para eso están las Cortes, el activismo político, las protestas... Un gobierno que no escucha a su pueblo pierde su legitimidad por mal oficio de sus obligaciones. 

No hace falta grandes revoluciones ni grandes cambios. Simplemente buscar esa ley natural inscrita en todos los hombres, respetar las propias tradiciones y encomendar un liderazgo de estabilidad a un gobierno competente. Si andamos mudando de moral, de legalidad básica, de gobierno... ¿qué puede construirse en cuatro años? Para el progreso, y perdone la redundancia, hace falta progresión, no rotura. 

El mecachifle democrático.

La libertad guiando al pueblo
Delacroix

Esta mañana tres tuiteros (@antonioriverod @Piolinna @jna54) hemos conversado sobre la democracia y sobre revolución. Una conversación muy animada donde algunos legitimaban la democracia y las revoluciones liberales y otros (yo solo en este caso) defendíamos que el sistema democrático es muy bonito pero irrealizable. En base a esta conversación por twitter, te lanzó estas reflexiones esperando que me discutas y podamos charlar un rato.

Las democracias modernas son versiones bastante atrofiadas del sistema propuesto por los ilustrados y desarrollado por los grandes ideólogos liberales del siglo XIX y XX. Esto es así porque liberalismo es irrealidad, liberalismo parte de que el hombre no tiene naturaleza malvada en ninguno de sus aspectos y eso lo hace un mecachifle increíble. Por eso hoy vemos democracias donde el poder de la policía sostiene la libertad de los ciudadanos, donde las mentiras y los secretos de sumario contienen la furia de las sociedades, donde los servicios secretos de las grandes democracias occidentales dirigen las políticas exteriores e interiores. Y no es catastrofismo sino pura y cruda realidad. Esto no haría falta en el magnífico sistema liberal que soluciona la violencia con simple educación intelectual. Y sin embargo pasa.

En nombre del cuento chino de la democracia liberal murieron muchas personas. La Guerra de la Independencia, la Revolución Francesa, la Revolución Inglesa, la Revolución Gloriosa... En todas ellas siempre se habla de lucha por la libertades y profusos políticos de buenas palabras y gestos admirables se hacen con el control del estado para después asesinar por la revolución. En todas ellas el hombre, es decir, el cómo hacer las cosas, no importaba nada. Solo la libertad. No importan las familias, no la estabilidad de un país. NO. Solo la diosa razón y sus hijas la libertad y el progreso.

Dos siglos después, tras dos guerras mundiales en nombre de la libertad, la diosa razón, el progreso, la supremacía, la igualdad... Tras millones de muertos por las democracias liberales y sus hijas (Comunismo, Fascismo, Nazismo) nuestra clase política sigue convenciendo a la gente que la democracia merece la pena. Y la gente no se lo cree en el fondo porque vive como si el día a día y la tranquilidad fuera suficiente para subsistir. Pero el hombre está llamado a cosas grandes y entre ellas amar. Y ya dije que para amar no hace falta ser como un ángel, se puede amar siendo de carne, hueso y muerte.

domingo, 1 de enero de 2012

Res non verba (II)

La última cena
Leonardo da Vinci

Muchos hablamos del amor a modo de filósofos y la verdad es que el Amor, el que se escribe con mayúsculas, es mayor a todas las palabras que podamos pronunciar. Es así porque hablar de él es mucho hablar, tal y como dice mi amiga Rocío, ya que él es la Palabra con mayúsculas. Muchos hablamos de él a través del testimonio de otras personas y en verdad no sabemos nada porque nunca hemos amado de verdad a nadie. No obstante puedo decir que yo intuyo que el "Amor verdadero" es algo impresionante: es eterno, infinito e incondicional. Proviene de Dios. Así lo expresa el Papa Benedicto XVI en su encíclica "Deus Caritas est":

El amor es «divino» porque proviene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea «todo para todos» (cf. 1 Co 15, 28).  

Esto puedo parecer una idea general, pesada... pero si lo pensamos bien es algo impresionante. El hecho de que alguien nos ame de la manera que he descrito es novedoso para el ser humano, aún incluso con una fe que nos ha perseguido durante más de 2000 años. Por eso la gente quiere una persona al lado para toda la vida. Las personas nos enamoramos deseosos de amar y ser amados sin condiciones y para siempre. Después la práctica es más difícil porque la vida no es de color de rosas. Hay dolor en ese amor infinito, pero es un dolor que a mi me parece que merece la pena. 

Y sin embargo seguimos creyendo que la libertad de romper un matrimonio es algo no deseable pero no algo malo. Hay Alguien, un Ser que nos ama desde antes que existieramos y todavía nos creemos señores de dejar de amar al prójimo por nuestras apetencias y dolores. El matrimonio, como manifestación del Amor Divino, ese que ha dado su vida por nosotros, es algo sagrado.

Y no hace falta ser un ángel para poder hacerlo. Los ángeles viven en cuerpos irreales. Son el mayor ejemplo de la cursilería humana. Que los ángeles sean pulcros y benditos. El hombre es de carne, hueso y muerte. Un padre de familia que, a pesar de la enfermedad de su esposa y los problemas económicos que le asfixian, sigue amando a su mujer e hijos lo entiende perfectamente. 

Este año que comienza lo dedico a aquellos que aman a pesar de las dificultades de la vida. Un brindis por vosotros.