martes, 27 de marzo de 2012

No votar no es una irresponsabilidad


El voto no es el único modo de actuar en sociedad. El trabajar honradamente, el ser un buen cumplidor de la ley, comportarse como una persona solidaria...son formas de participar en el trabajo nacional sin necesidad de votar. El votar, tal y como está configurada la vida democrática de nuestras sociedades, puede convertirse en algo superficial. La gente, a veces, vota por opciones emocionales de modo exclusivo. El votar podría dejar de ser un método efectivo de trabajar por un futuro mejor.

Muchas veces nos encontramos ante la queja de los demócratas por acusar a los que se abstienen de falta de compromiso. Un padre de familia que no va a votar por desinterés pero que cumple con su deber no es un mal ciudadano ¿O alguien se atrevería a decirlo? ¿El voto es equiparable a la responsabilidad ciudadana de cuidar de los propios hijos? Hay un peligro en esta democracia mediática: que se sobrevalore la soberanía nacional y se infravalore el trabajo de casa, de ayuntamiento, de vecindad. Se puede votar en conciencia y no ser un buen ciudadano. Pero la ciudadanía, según algunos demócratas, es votar por opciones políticas y tomar partido. Lo más humano es ser buen ciudadano con sus amigos, buen ciudadano con su ayuntamiento, con su trabajo... Ser un hombre de bien no depende de acudir al colegio electoral, sobre todo porque ser un buen hombre no depende únicamente de ser un buen humano de la civilización.

lunes, 26 de marzo de 2012

"Evangelizar en Bilbao es más dificil que hacerlo en Kenia"



Mario Iceta, obispo de Bilbao, ha estado hoy en la hora del almuerzo con los residentes de Torre I. Es el segundo obispo más joven de España y renunció a su prometedora carrera como traumatólogo y a una relación de tres años con una chica por ser sacerdote. Un hombre que derrocha sencillez. Entre risas nos ha hablado de su vocación, de su labor como pastor de la Iglesia bilbaína y de su vida cristiana en general. 

De las cosas comentó habría que destacar el énfasis que ha puesto sobre la necesidad de ser testigo, de dar testimonio con la propia vida de lo grandioso que es el mensaje de nuestra fe para poder evangelizar. Insistió varias veces en lo fundamental del vivir el ejemplo de Cristo en una comunidad cristiana, con jóvenes, sin obsesionarse en los modos de vivir esa fe (el Opus Dei, los Focolares, Camino Neocatecumenal...) y poniendo todo esfuerzo en convertirse por dentro y colaborar con la diócesis, con los sacerdotes, para que haya frutos. No es necesario, decía, irse a Kenia porque evangelizar en Bilbao es más difícil. En medio de un mensaje realista, también animó a pedir cuentas a Dios sobre lo que quiere para nosotros en la vida personal. "Dios nos quiere felices, esa es la vocación universal de todo cristiano. Cuando uno siente la vocación concreta tiene miedo, ese es el primer síntoma. A pesar de todo, saber que Dios solo quiere lo mejor para nosotros nos tiene que animar a rezar y tratar con él", comentaba. 

Una tertulia muy agradable donde los residentes se han reído mucho a la vez que han oído muchos temas de importancia capital en la Iglesia como la llamada a la vida sacerdotal. Una personalidad que ha cautivado a los presentes por su sencillez y su testimonio vital.

viernes, 23 de marzo de 2012

La mujer tragada por la boca de marisco


Mujer frente al mar-1966- Joan Sandalinas 
 
El mar se presentaba ante sus ojos de azul pequeño, muy pequeño. El oro y la plata estaban deslucidos por una noche sin luna en aquel mar con final en un horizonte que parecía muro.  Y ella miraba hacia ese finito que no era más que curva sin dejar de mirar el sonido del mar y oír el color de las olas que rompían con la orilla. Sentía el tópico literario en sus rodillas, como un aliento de arena y sal que produjeron en su cuello un escalofrío. Sonrió con aquellas mejillas rosadas por la brisa y sol veraniego. Su camisa blanca y su sujetador daban un aspecto sensual a un cuerpo que no cesaba de ser acariciado por el viento, y por sus dedos. Cada segundo recorría cada trozo de su brazo como esperando a alguien que la abrazara. En medio de aquella solitaria noche, el mar seguía rugiendo (o roncaba). El pueblo a las espaldas de ella se apagaba poco a poco. Aparecía algún policía por la playa comprobando que ningún rezagado acampara en la arena. Y ella ignoraba el ruido del motor. Seguía hablando con el mar, como si rezara con un dios. Miraba inyectada en silencio. La comisura de sus labios estaba sellada por algo de maquillaje. Y la noche se cerraba. Ronquido a ronquido, el mar se la iba comiendo. La marea subía y ella seguía rezando a aquel dios asesino de sal y de arena, boca de marisco y lengua de oro y plata apagada por la luna nueva.

martes, 20 de marzo de 2012

¡Muerte a los judíos!

 
A los niños, al rabino para que descansen en paz.
No, no me he vuelto antisemita. No obstante, parece que Europa lo sigue siendo, por lo menos a partir de los Pirineos. Aquí, en España, menos la izquierda más radical y los neonazis, nadie repara en los judíos. Será porque Isabel "la Católica" los expulsó y nunca hemos tenido muchos problemas nacionalistas respecto a otras razas desde el siglo XVI. En cualquier caso, la Europa tremebunda y nacionalista, ensalzada en la racista Francia, ha asesinado a tres niños y un señor por el hecho de ser judíos. Sencillamente lamentable. Y después queremos Unión Europea. Es cierto que dichos grupos radicales son minoritarios pero ¿quién me va a negar que Europa no es racista cuando ve que su cultura se esfuma, que sus padres se diluyen entre la tez negra y el acento del este? Judíos, eslavos, gitanos... todos son escoria... para el nacionalismo. A mí me da igual quien venga para acá. La depravación estaba antes de que ellos llegaran. Nos quitan nuestro trabajo pero hemos sido nosotros los que hemos devorado ha nuestros hijos, porque Europa es, ante todo, Saturno y locura.

domingo, 18 de marzo de 2012

Recordando a los ángeles que cayeron sin maldad (I)

Mi abuela Elvira
Hay ángeles que nos tocan con piel de mujer en nuestra vida. Esas te marcan para siempre. Ese era el caso de mi abuela Elvira: una señora gorda, sin una sola arruga en su cara, con una sonrisa casi eterna y una forma de besar muy particular. Te acercabas a ella a darle un beso y ella te soltaba miles, ¡aunque tan pequeños! Te daban sed de ellos para toda la eternidad. Darle un abrazo tenía vocación de durar para siempre. ¿Qué necesidad había de terminarlos? 

Sus manos eran suaves, con una piel tan fina y unas yemas de los dedos aplastadas que daban ganas de no soltarse de ellas nunca. Nunca se quejaba, nunca te miraba mal, nunca criticó a nadie. ¡Nunca! Un sacerdote amigo de la familia llegó a decir que nunca le había escuchado hacer una objeción a nadie con maldad. 

"¡Eres la abuela más buena de la tierra!", le decíamos sus nietos. Y ella protestaba. Había leído tantas vidas de santos y quería tanto a Dios que le molestaba cualquier alusión a su "supuesta" bondad.  

No quería nada, solo que sus nietos y sus hijos pasaran algo de tiempo con ella. Y un 20 de enero se murió. Fue una mujer de aquellas que Dios hizo para que acompañaran la belleza de su Madre. Pero los cuentos felices en la tierra siempre se acaban. 

A veces, la vida tiene un sentido del humor bastante extraño. Ojalá Dios me explique el chiste cuando me muera.