son tuyos, madre mía de mis ojos.
La soledad de pájaro sin vuelo,
la muerte, te ha hecho presa sin saberlo.
Pero yo, madre mía, yo te salvo,
cabalgando con las riendas mi silencio.
Que nadie se interponga en mi camino
si corro a tu presencia con mis pasos,
que mato con la espada de mi nombre,
que mato con la espada de mi sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario