martes, 27 de noviembre de 2012

Papá-Estado da miedo...

Imagen Alta Resolución
Saturno devorando a sus hijos
Francisco de Goya y Lucientes

Tengo la impresión que los hombres de hoy se sienten enfrentados al poder, esclavizados por él. Ven en él un enemigo feroz, poderoso y fuerte. Un enemigo que ni siquiera pueden matar. Y ven la democracia, no como un útil con el que gobernar como ciudadanos, sino como un puñal no-sangriento con el que defenderse. Aún así se sienten indefensos. Saben que pueden defenderse frente a un hombre pero no contra el Estado. 

¿Quién es el Estado? Muchos hombres y ninguno. Todos se enfrentan a él, todos lo utilizan, todos lo inoportunan, todos lo odian, todos lo aman, pero nadie lo ha visto. Sabemos cuales son sus casas, donde se hospeda, cómo susurra al oído de los hombres poderosos, como se viste de leyes de lo más democráticas y absurdas. Sabemos como escupe a nuestros hijos, viola a nuestras mujeres, deja en la calle a los criminales, mata a los inocentes y los culpables. Pocos saben en donde nació. Todos saben que es pobre, que depende del dinero, cómo nosotros de la comida; que no tiene religión y por tanto todo le vale. ¿Y si la tuviera? ¿De qué le serviría? No le serviría de nada, porque no es nadie, y nadie no puede creer en Dios. 

Nos quita nuestros sueldos, el pan de nuestros hijos, favorece a los poderosos, se viste de vestidos suntuosos. Nadie lo ha visto. Es un rumor de los ancianos. Es una bestia sin ojos. Así es el Estado. Reza porque no te lo encuentres. Hasta los violadores y asesinos le temen. Todo su ejército le sirve y le traiciona. Todos le adoran y le odian. Su tiranía no acaba. Es comido por otros Estados, pero siempre sobrevive. Solo la guerra puede matarlo y para la guerra no hay mayor veneno que el Estado. 

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