domingo, 26 de agosto de 2012

Soy de derechas y estoy en contra de los recortes



Es curioso la forma de pensar que tiene la derecha de este país. ¿Qué es la derecha? Es curioso como muchos de los conservadores hoy piensan que su doctrina se basa en los valores, antes llamados cristianos, del mismo modo que los dinamitan con un pensar capitalista. Piensan que hacer recortes a mansalva en tiempos difíciles es la única solución, que liberalizar el mercado es lo único que nos salvará del atolladero económico, que los grandes ideales doctrinales han de conjugarse con un sistema económico injusto. Yo soy de derechas y estoy en contra de como se están haciendo estos recortes, de como destituyen la caridad al ámbito privado, de como dejan al ciudadano a merced de la miseria provocada por su libertad de mercado. 


Ser de derechas significa comulgar con ciertos valores, con cierto ideal de vida, heredado de la doctrina cristiana. Quien crea que puede construir una derecha laica está equivocado. Ser de derechas significa ser defensor de la familia, del pobre, del hombre como criatura sagrada. Por ello el hecho de que suban el IVA, quiten dinero a los parados, sin pensar primero en la solidaridad como fuente de nuestra doctrina es una desfachatez. ¿Qué piensa Jesucristo cuando ve a la gente sumergida en la pobreza bajo políticas injustas? ¿Creéis que Dios no tiene una concepción clara sobre lo que hacen vuestros gobiernos? ¿Dios solo es Dios en vuestros corazones, y no en vuestra vida pública? Esa es la idea del liberalismo, de la derecha conservadora de nuestro país: Dios no es más que una opinión en el parlamento. Creen que no trabajamos en este valle de lágrimas por el Reino de Dios sino por el Reino de los hombres. La economía no es más que esa marioneta por la cual toda la libertad está hecha para el más listillo. Perdonen mi intrusión religiosa en este asunto pero creo que esa derecha no es más que una forma de ateísmo velada, un conservadurismo interesado, una búsqueda de votos. 

Hemos de exigir a nuestros representantes, o escoger otros, que defiendan nuestros principios, que ayuden al pobre, como lo hizo nuestro Santo Modelo, que promuevan políticas sociales para ayudar al ciudadano a salir adelante. Hemos de pedir a la derecha que ponga sobre la mesa nuestra forma de pensar, clara y no con tibieza. Queremos que nuestras casas, nuestros vecinos, nuestras familias vivan libres, sanas, bajo los valores con los que se gestaron. Queremos que esos empresarios, usureros y ladrones de guante blanco se marchen a sus casas y nos den lo que es nuestro. La riqueza del mundo, su producción, es del género humano, no de unos cuantos privilegiados, sino de las familias que pueblan la tierra. Favorezcan al  pobre, al desvalido, al que no tiene que llevarse de comer a la boca, a las PYMEs, a las empresas familiares... Por eso votamos a la derecha, para que proteja nuestros intereses, para que proteja a la realidad económica más tangible: la familia.

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