lunes, 2 de enero de 2012

Cooperador del sentido común

Escudo del pontificado de Benedicto XVI

Prometí a los tuiteros y bloggeros que me leyeron, exponer cual serían las bases del proyecto político que defiendo y eso voy a hacer. Con qué podríamos titularlo es más complicado. Tradicionalismo político lo llaman algunos, carlismo en nuestro país, miguelismo en Portugal... Yo prefiero, tal y como dice el lema del pontificado de Benedicto XVI, llamarme a mi mismo cooperador de la Verdad, sin más añadidos. En cualquier caso podría decirse que soy tradicionalista, aunque yo creo que es algo no tanto ligado a las tradiciones como al sentido común y a la evolución normal de las sociedades. Para mí el liberalismo y las demás corrientes ilustradas han sido simplemente un sueño que se ha convertido en pesadilla al descubrir que es imposible su realización. Pero dejando estos preámbulos, te contaré algunos principios que creo básicos para conformar una sociedad constructiva y real:

Creo, como dice Lewis en  "Mero Cristianismo", que hay unas leyes de decencia humana universales. Matar, robar, engañar... son conductas que no son válidas, que no son aceptadas por nadie en su sano juicio. El hombre de manera natural confía en una serie de conductas que identifica con el concepto de bien, por lo menos intelectualmente, ya que después la práctica es algo más complicado.  

Esta legalidad no escrita está en la ética básica de todos los hombres. Esa ley natural ha de estar propuesta como base de la ley. Las leyes humanas han de encontrar su savia en la moral universal y no en la conveniencia según las circunstancias. Para eso se necesita creer que somos criaturas y no dioses.

En segundo lugar, creo que los hombres no funcionan por sueños intelectuales. Eso lo podrá hacer una élite con delirios políticos, pero la sociedad funciona por realidades como el pan, el consuelo, la familia... La razón en su faceta más sentimental y sencilla es lo que mueve a la mayoría de las voluntades humanas. La gente en gran parte de los casos no hace el mal por crueldad, sino por debilidad. Para suplir estas debilidades, hemos de proponer un sistema realista en el que se aúnen los proyectos personales del pueblo, sabiendo que este puede decidir su futuro, pero también que no es capaz por entero de dirigir un país. Eso lo hace un equipo de gobierno, estable, por supuesto que sometido a la ley natural y que sea capaz de engrandecer la patria que dirige. El pueblo elige a un líder, pero es absurdo cambiarlo periódicamente. Un gobierno ha de ser depuesto cuando no funciona o incumple las exigencias éticas de su posición. Liderazgo requiere el concepto de continuidad. Sobre esto hablaré en otra entrada.

Y por último, creo que las sociedades no han de buscar los grandes cambios en lo general sino en el vivir conforme a las propias tradiciones, formas de organización... y a la vez confiando en una dirección competente. Parece un poco irreal, pero para eso están las Cortes, el activismo político, las protestas... Un gobierno que no escucha a su pueblo pierde su legitimidad por mal oficio de sus obligaciones. 

No hace falta grandes revoluciones ni grandes cambios. Simplemente buscar esa ley natural inscrita en todos los hombres, respetar las propias tradiciones y encomendar un liderazgo de estabilidad a un gobierno competente. Si andamos mudando de moral, de legalidad básica, de gobierno... ¿qué puede construirse en cuatro años? Para el progreso, y perdone la redundancia, hace falta progresión, no rotura. 

6 comentarios:

  1. Hola cooperador de la verdad. Esta noche leo el post con más calma! Tienes que hacerte político!

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  2. Principe calixtin, deja un comentario cuando leas el post con más calma.

    Un abrazo.

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  3. Antonio, creia que iba a escuchar ideas nuevas, pero por lo visto me equivoque. El tipo de gobierno que tu propones que respetaba la ley natural pero que a su vez buscaba el avance ya existio en españa, de hecho has definido enciclpedicamente lo que se dio por llamar despotismo ilustrado.
    Tengo que decirte que te contradices en tu discurso, "El pueblo elige a un líder, pero es absurdo cambiarlo periódicamente. Un gobierno ha de ser depuesto cuando no funciona o incumple las exigencias éticas de su posición. Liderazgo requiere el concepto de continuidad." Vale pues si no se convocan elecciones cada cierto tiempo.... ¿como lo cambiamos? porque quizas sea yo muy pesimista pero no creo que un lider se vaya porque si.

    "No hace falta grandes revoluciones ni grandes cambios. Simplemente buscar esa ley natural inscrita en todos los hombres, respetar las propias tradiciones y encomendar un liderazgo de estabilidad a un gobierno competente."
    La idea me encanta pero yo soy realista (como buen neo-liberal) y me parece que los miembros de ese gobierno no iran por la calle con un cartel que diga "eh tios soy yo, votadme confiad en mi" y en caso de que asi sea ¿nos podemos fiar de ellos? Me da la impresion de que quieres hacer un gobierno para el pueblo pero sin el pueblo.
    Me despido espereando tu respuesta.

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  4. Insolente ilustrado me alegro de que te pases de nuevo por aquí. Solo decirte que no coincido con el depotismo ilustrado en muchas de sus formas. Solo decirte que me parece que has leído por encima el artículo porque a muchas de estas injerencias he repondido. Aún así te respondo:

    1. Cuando digo no cambiarlo periódicamente digo no cambiarlo en estrechos lapsus de tiempo.

    2. La alternancia puede darse de muchas maneras. Las Cortes, elegidas por el pueblo, pueden ser un método de representatividad lícito. El gobierno, también como representante del pueblo puede verse obligado con las Cortes. Claro esta si estas son libres y sin vinculación a partidos políticos. Nos han de representar personas comprometidas y no corporaciones interesadas.

    3. El derecho a rebelión, a deposición por ilegitimidad de oficio de un gobierno... hay formas de deponer un gobierno injusto. En primer lugar el elemento más eficaz es la ley. En segundo lugar el levantamiento. Si una sociedad no quiere levantarse es porque no se siente mal o porque no quiere problemas. Para solucionar eso hay que educar en la lucha por la excelencia política. Activismo, que es perfectamente compatible con un gobierno estable.

    4. Un gobierno está hecho para la función de dirigir de manera óptima. Si no cumple su función es motivo de sustitución. Para revisar esto están las Cortes.

    5. La confianza se obtiene por los hechos y el discurso político se juzga no solo teóricamente sino desde la realidad. El pueblo juzga y apoya en base a esto. La confianza se da para una buena gestión política del proyecto patriótico y se retira si no es así. Pero para ello, tal y como defiende Tomás de Aquino, hay que valorar los males mayores y menores que pueden derivarse de una moción de confianza

    Las cosas no son tan sencillas en política. La gente quiere estabilidad y se compromete en la estabilidad. Una sociedad no puede funcionar en las ilusiones de cada cuatro años sin campaña electoral. Necesita una ilusión estable, de salto adelante, de alcanzar altas cotas en la grandeza de nuestra patria a la vez de necesitar soluciones CONCRETAS a sus problemas más inmediatos.

    Un abrazo tomista.

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  5. Creo que lo que propone Antonio es el sistema político tradicional español donde el poder del Rey está limitado por arriba por la Ley de Dios y por abajo por los cuerpos intermedios, que no son solo las Cortes, sino lo que ahora llamamos "sociedad civil" que en la actualidad no existe.

    El despotismo ilustrado es el precursor del liberalismo y tiene su origen en el jansenismo, el cual, haciendo una interpretación rigorista (como todo en el jansenismo) del origen divino de todo poder, establece que el poder real (como posteriormente el poder de la "soberanía nacional") no tiene límite ninguno.

    Lo que plantea Antonio, entiendo yo, es una actualización del sistema político que existía en España cuando todavía se creía en el pecado original. Cuando se pensaba que por muy buenas intenciones que las personas pudieran tener, no eran estas inmunes al pecado y por tanto a la tentación de acumular poder y basicamente joder al prójimo en beneficio propio. Y por tanto se establecían límites reales, concretos y efectivos al ejercicio del poder. Y de ahí instituciones como el mandato imperativo y el juicio de residencia, que de manera eficiente controlaba a los que ejercían el poder.

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  6. Exactamente, aunque con un lenguaje adaptado Embajador. Gracias por tu comentario y bienvenido a esta casa amigo.

    Un Abrazo.

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