domingo, 1 de enero de 2012

Res non verba (II)

La última cena
Leonardo da Vinci

Muchos hablamos del amor a modo de filósofos y la verdad es que el Amor, el que se escribe con mayúsculas, es mayor a todas las palabras que podamos pronunciar. Es así porque hablar de él es mucho hablar, tal y como dice mi amiga Rocío, ya que él es la Palabra con mayúsculas. Muchos hablamos de él a través del testimonio de otras personas y en verdad no sabemos nada porque nunca hemos amado de verdad a nadie. No obstante puedo decir que yo intuyo que el "Amor verdadero" es algo impresionante: es eterno, infinito e incondicional. Proviene de Dios. Así lo expresa el Papa Benedicto XVI en su encíclica "Deus Caritas est":

El amor es «divino» porque proviene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea «todo para todos» (cf. 1 Co 15, 28).  

Esto puedo parecer una idea general, pesada... pero si lo pensamos bien es algo impresionante. El hecho de que alguien nos ame de la manera que he descrito es novedoso para el ser humano, aún incluso con una fe que nos ha perseguido durante más de 2000 años. Por eso la gente quiere una persona al lado para toda la vida. Las personas nos enamoramos deseosos de amar y ser amados sin condiciones y para siempre. Después la práctica es más difícil porque la vida no es de color de rosas. Hay dolor en ese amor infinito, pero es un dolor que a mi me parece que merece la pena. 

Y sin embargo seguimos creyendo que la libertad de romper un matrimonio es algo no deseable pero no algo malo. Hay Alguien, un Ser que nos ama desde antes que existieramos y todavía nos creemos señores de dejar de amar al prójimo por nuestras apetencias y dolores. El matrimonio, como manifestación del Amor Divino, ese que ha dado su vida por nosotros, es algo sagrado.

Y no hace falta ser un ángel para poder hacerlo. Los ángeles viven en cuerpos irreales. Son el mayor ejemplo de la cursilería humana. Que los ángeles sean pulcros y benditos. El hombre es de carne, hueso y muerte. Un padre de familia que, a pesar de la enfermedad de su esposa y los problemas económicos que le asfixian, sigue amando a su mujer e hijos lo entiende perfectamente. 

Este año que comienza lo dedico a aquellos que aman a pesar de las dificultades de la vida. Un brindis por vosotros.

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